agosto 09, 2010

VII

Mis anhelos han de convertirse en realidad.
Me acerco, nublando el horizonte y la razón,
a los límites de mi imaginación,
donde eres realidad.

Una caricia, incluso un rasguño, ridículos serían;
la carne es irreal, fatua y temporal.

Un beso, en cambio, una gota de tu alma,
tentar y soñar tu habla,
tu labia, cálida como tu sangre,
cándida como los versos que elevas
en una sarta de estrellas,
será ataúd a mis anhelos,
o verdad en mis desvelos.

cándida como los versos que elevas
en una sarta de estrellas,
será mi perdición; ataúd a mis anhelos,
o verdad en mis desvelos.

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