mayo 14, 2011

XVIII

Alguna vez quise llorar,
pero como llorar no sé
conmigo dentro me salí.

De aquel lugar pude sentir
quién era yo y mi desnudez,
que mi dolor no es corporal.

Así que afuera me lloré,
me consolé en la oscuridad.

mayo 11, 2011

XVII

Cruza mi tacto una caricia con tu piel,
la piel nueva que me recuerda a la pasada,
la que resiste parecerme familiar
y que apenas me sabe a barro en la memoria.

Pero es la piel que nunca conocí
la que me inunda de ansiedad el alma,
pues la imagino con el mismo aroma;
porque es tu piel de tinta y de papel.

XVI

Desespero ante el intrincado mapa de tu laberinto.
Lo exploro con miedo desesperado,
como si estuviese hecho de humo o de sombras.

Busco entre tinieblas, con ansiedad axial,
el intrincado camino hacia tu ónfalo;
la cicatriz que dejó el forzamiento de tu existencia
que tanto agradezco.

Fotografía

Imagen falsa, pálido reflejo,
abre, con su increíble sinrazón,
en mi melancólico corazón,
el profundo tajo de tu recuerdo.

Mis ojos embelesados, adictos,
(un suspiro abrasa mi corazón)
en un llanto se ahogan a sí mismos
dejando desnuda mi emoción.

El tiempo es impredecible.
El compás de los latidos apura,
el deseo matiza, y contradice
la voluntad y la presencia.

Mi pecho, aplastado de soledad,
respira y bombea muy lentamente.
¡Maldito tiempo que no has de dejar
mis lágrimas al fin desvanecerse!

...
Este poema lo escribí hace tiempo, pero lo encontré, lo corregí y aquí está.