agosto 06, 2011

Caminata quiescente

A veces olvido el movimiento.

Es entonces cuando siento
mi inercia al detenerme.

Observo a Desde y Hacia en caminata quiescente
y a su idilio antípoda y sublime que me enternece
porque no hallan sentido
el uno sin el otro.

Observo a Desde desde el centro;
mi madre inalcanzable en cuyos ojos
tengo mis raíces y de cuya sangre
se hizo mi carne.

Al otro extremo encuentro a Hacia
donde guste de buscarle,
donde el eco de mi habla
sea la voz que me llama.

Y es así únicamente
como he aprendido a ubicarme,
pues no se existe únicamente
en un instante.
                                          Sino en dos.
Un paso atrás.
                                          Otro adelante.
Un pie bajo tierra.
                                          Otro amenzante.

julio 31, 2011

Vicioso.

...aún tengo miedo
de que mi presencia no sofoque más el mal de tu soledad.
De no poder encontrarte en ningún rincón del laberinto.
Que mi deber sea abandonarte si te encuentro.


Y a pesar de que lo anhele
no puedo prometerte(,) mi vida,
lo que no poseo,
así que me resigno a entregarte cada instante,
cada presente en que te amo,
todavía con temor a verle de frente en mi memoria
como algo indiferente.
Y tengo miedo,...

mayo 14, 2011

XVIII

Alguna vez quise llorar,
pero como llorar no sé
conmigo dentro me salí.

De aquel lugar pude sentir
quién era yo y mi desnudez,
que mi dolor no es corporal.

Así que afuera me lloré,
me consolé en la oscuridad.

mayo 11, 2011

XVII

Cruza mi tacto una caricia con tu piel,
la piel nueva que me recuerda a la pasada,
la que resiste parecerme familiar
y que apenas me sabe a barro en la memoria.

Pero es la piel que nunca conocí
la que me inunda de ansiedad el alma,
pues la imagino con el mismo aroma;
porque es tu piel de tinta y de papel.

XVI

Desespero ante el intrincado mapa de tu laberinto.
Lo exploro con miedo desesperado,
como si estuviese hecho de humo o de sombras.

Busco entre tinieblas, con ansiedad axial,
el intrincado camino hacia tu ónfalo;
la cicatriz que dejó el forzamiento de tu existencia
que tanto agradezco.

Fotografía

Imagen falsa, pálido reflejo,
abre, con su increíble sinrazón,
en mi melancólico corazón,
el profundo tajo de tu recuerdo.

Mis ojos embelesados, adictos,
(un suspiro abrasa mi corazón)
en un llanto se ahogan a sí mismos
dejando desnuda mi emoción.

El tiempo es impredecible.
El compás de los latidos apura,
el deseo matiza, y contradice
la voluntad y la presencia.

Mi pecho, aplastado de soledad,
respira y bombea muy lentamente.
¡Maldito tiempo que no has de dejar
mis lágrimas al fin desvanecerse!

...
Este poema lo escribí hace tiempo, pero lo encontré, lo corregí y aquí está.