agosto 09, 2010

V

Se desgarra por la mitad lenta y dolorosamente.
Su sangre escurre, cálida, nublando mi vista.
No hay más dolor que el de la duda.

Una mitad atrapada en la seguridad,
otra aturdida por la incertidumbre,
en medio sangra la curiosidad.

De todos modos, acariciamos los rosales.

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