Aquellas palabras hirientes,
y sin embargo suaves
como el alma que las produce,
aturden mi pecho y lo llenan de suspiros.
Anhelos que en un tiempo alimenté
y sin embargo suaves
como el alma que las produce,
aturden mi pecho y lo llenan de suspiros.
Anhelos que en un tiempo alimenté
reviven feroces al primer destello de calor.
Escribes sin piedad
palabras en mi memoria,
adornándolas con tu genio
y perfumándolas con tu aliento,
de una manera cruel y profunda.
Imagino tu voz, tu dulce voz,
derramando en mi oído aquellos cantares.
Imagino tu lengua, viva, cálida,
Imagino tu voz, tu dulce voz,
derramando en mi oído aquellos cantares.
Imagino tu lengua, viva, cálida,
acariciar la mía en una algarabía,
en una plática silenciosa e intranquila,
de palabras de amor desconocidas.
de palabras de amor desconocidas.
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