agosto 09, 2010

IX

Ambiciones retrógradas e infectas,
egocéntricas, a mi alma le exigen
palabras lábiles que les halaguen
para sentirse un poco satisfechas.

Aquellos, los pocos hombres que callan,
será por tener la misma alma elata
o por tener otra que no es incauta
que mastican deseos y les tragan.

A los desdichados sin voluntad
los amarán igual que a un juguete
por los femíneos deseos calmar,

pero al honrado que lo falso rete
le amarán con aquella tempestad
con que a sus fatuos anhelos somete.

No hay comentarios: